Jonathan Nossiter me ayuda en mis reflexiones sobre Parker. Su acercamiento al vino, sin embargo, me parece demasiado poético, una roca demasiado alta en las nubes, porque las cosas son, en mi opinión, mucho más sencillas. Pues, todo puede (y tiene que ser) reducido a los elementos más simples. La cultura se esconde con demasiada frecuencia detrás de las palabras de los chamanes, lo que hace que personas sencillas se sientan disgustadas por leer textos procedentes de otro planeta.
Así que vuelvo a la codicia. Arraigada profundamente en cada uno de nosotros como el pecado original, constantemente escupe en lo mejor de nuestras intenciones, y ese fue el caso de Parker. Está claro que con una carrera así, muchos trataron de hacer por ahí su propio negocio. Probablemente mencioné a Jay Miller y también había algunas otras personas. Me acuerdo de Jay Miller por su personalidad indudable. Todo esto, sin embargo, hay que verse desde el desarrollo de un mercado. Entonces resulta que fenómenos similares son totalmente naturales y sería extraño si no fueran así.
No estoy tratando de escribir otra memoria sobre Parker, de ninguna manera. ¿Tengo que decir más? Estoy terminando con Robert Parker Jr. No tengo ninguna intención de terminar con la codicia y la globalización. En el mundo del vino, ha habido, al lado o en contra de Parker, fenómenos completamente nuevos, resultantes de la codicia y sucede que veo una amenaza en ellos, tal vez no para mí, sino más bien para los que vienen después.
Para ser honesto, me gusta este súper sabor de Parker, con fruta firme y una clara elegancia, ya que es difícil para mí mantenerme convencido con las sofisticadas erupciones de la tradición y del terruño. Más tengo en común con Jesse Pinkman que con Jancis Robinson. Sin embargo, creo que, en cierto sentido, un gusto tan sencillo proviene de un simple intento de conciliar la objetividad con la diversidad, y no tengo intención de crear un otra ideología desde mi papanatería. La globalización a la manera estadounidense implica, entre otras cosas, la adopción de un patrón de gusto. La renuencia que se ve en el mundo moderno de vitivinicultores hacia Parker es una manifestación de una revuelta contra la globalización considerada colonizadora en más mercados.
Terroir, como Nossiter lo entiende, puede ser un rescate, aquí. El mayor problema, sin embargo, es, en mi opinión, la industrialización del vino y la comercialización del vino como cualquier artículo de consumo masivo. En las futuras botellas encontraremos un líquido hecho en laboratorios. ¿Quién, pues, recordará el vino auténtico?
Leave a Reply